sábado, 6 de agosto de 2016

DESAFIO

EL DIARIO VASCO 5-8-2016

            Este diario titulaba, hace días, que leyendas del deporte vasco inauguraban una exposición en el Museo de San Telmo. No sé por qué, me dio por pensar que tenía que estar entre ellos Txomin Perurena, ese pícaro ilustrador el Tour del que disfrutamos en nuestro periódico. Pero no, no estaba y me di cuenta de que la cosa iba por otros derroteros, que quien tituló la noticia incurrió en esa rutina mental del que casi ningún vasco empezamos a estar libres.
            La noticia se refería a una exposición que se quiere inspirar más en el desafío, el reto y la apuesta que en la discutible especificidad vasca de las actividades deportivas representadas. También supongo que los comisarios de la exposición no han podido librarse de la rutina que he citado. Acudí a verla en pareja y ante mi falta de entusiasmo final fue mi mujer quien me dio la explicación. Nosotros, ella y yo, habíamos crecido en esos ambientes, por lo que es muy difícil presentarnos algo que nos sorprenda, motivo por el que a nadie me atrevería a desaconsejar la visita.
            La rutina impera. Aquello que, en rigor, se llamó deporte rural ha pasado a llamarse, en castellano y en euskera, herri kirolak, incluso alguno se ha atrevido a llamarlo euskal kirolak, y ahí sigue, confundiéndonos, olvidándonos de gallegos o cántabros o no incluyendo en la relación de deportes vascos especialidades que se practicaban y practican habitualmente calzados o mecanizados y sin que necesariamente haya apuestas.

            Ahora que son las fechas, no me explico por qué las distintas modalidades del juego de la pelota vasca no son un deporte olímpico ni hay un clamor popular, político, que lo exija.

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