sábado, 10 de septiembre de 2016

Y LIBRES

EL DIARIO VASCO 9-9-2016

         El candidato y otras gentes estaban enzarzados en una discusión sobre quien era nación antes, España o Euskadi o viceversa. Les mostré mi extrañeza por esa preocupación. Me mandaron a estudiar, a documentarme, o sea, a freír espárragos y hubo quien me comparó con alemanes indiferentes a los brotes nazis. Es esta triste vida.
Y en eso llegó el paso de la Vuelta a España por San Sebastián. Con la expectación de quien el ciclismo es el deporte de sus entrañas y con ojos con prisma de que Perurena es la firma, la única firma, salí a la calle. Fue larga la espera. Era la calle San Martín repleta de gente en las dos orillas. Pasaron los coches, las motos, banderines, rótulos, incluso gente que le gusta que la vean. Los espectadores rezumábamos un punto de felicidad. Los había curiosos, nostálgicos, festivos… Al contraluz, las figuras de los ciclistas se me hacían grandes según se me aproximaban, apenas se les distinguían los colores hasta que no estaban a la altura de uno, aparte de que los negros están de moda. Pasaron. Pasaron con ese ruido, fluido ruido del pedaleo de un pelotón, creo que es lo más bonito del ciclismo. Me colmé de emoción, aquella emoción infantil. ¡Qué viejo estoy! Y, aunque manco, aplaudí a rabiar hasta a los coches de los mecánicos. Éramos gentes que libremente aplaudíamos a unos deportistas que pudieron pasar, al fin, libres entre gentes libres, como casi nunca lo habían hecho. El candidato, bloqueado en sus trece, seguía en las redes sociales y subió una foto que decía: La Vuelta a España pasando por San Sebastián (España).

         Me apena mucho que gente que, libre al fin, ha perdido la capacidad de identificar la libertad, de disfrutarla y de llamarla por su nombre.

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