viernes, 2 de septiembre de 2016

PEDAGOGIAS

EL DIARIOVASCO 2-9-2016

         Lo más honrado sería hacer un uso pedagógico de las conmemoraciones en torno al asalto, violación, incendio y posterior reconstrucción de San Sebastián. Independientemente de que, hoy, ser honrado no parece una obligación, no por lo menos tanto como esos aurreskus, ezpatadantzas y misas con txistularis que prodigan no menos que en cualquier otro tiempo sin libertades. Pero esto es un detalle sin demasiada importancia en comparación a ese espectáculo, mascarada, que protagonizan esos machotes con libido artillero que se exhiben como un desviado cualquiera. Les da lo mismo conmemorar lo que sea, la toma, la fuga, el trece, el treinta y uno, la muerte que la resurrección, con tal de desfilar con marcialidad apática y desidiosa, disparar, provocar explosiones, estruendos. Me parecen ridículos adultos que juegan infantilmente a guardias y ladrones, a indios y vaqueros, a soldados polvorosos, pero muy polvorosos.

         No soy quién para censurarles su afición ni para negar legitimidad a sus gustos y prácticas. Cada cual se divierte como quiere, siempre que no incordie al resto. Pero entender, por ejemplo, que esa forma de hacer el gamba, con petardos y cohetes, es recordar a aquellos que dieron su vida por Donostia me parece una agresión cívica y un desprecio infinito al rigor histórico. Que se diviertan como quieran, incluso, así como lo hacen, pero que dejen de llamar a eso reconstrucción, por respeto a la memoria de quienes decidieron levantar la ciudad, y a quienes exigimos que se les aplique con rigor extremo la ordenanza de ruidos, y también a los que claman que se les recluya en la unidad de sonados. También merecen respeto.

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