viernes, 9 de junio de 2017

QUIÉN A QUÉ

EL DIARIO VASCO 9-6-2017


         Hay personas que se imaginan, llegadas a un cargo político, intranquilas si no declaran al día dos o tres personas non gratas. Otras, prudente o imprudentemente, se dedicarían a retirar honores y distinciones. Recuerdo la propuesta de retirada de la medalla de la ciudad a Franco que saldada con la intervención de la concejala que dijo que “…lo que le importa a él. ¿Y a su familia? Vamos, no le digo…!” Pretender retirar distinciones y no pedir responsabilidades a quienes, injusta e inmerecidamente, las concedieron, es una infantilada propia de gente que se pavonea con principios a la carta. Hoy gobiernan, sin memoria ni testigos, parte de los que propusieron aquella retirada. No pasa nada.
         Dudo seriamente de la opinión que el alcalde de Cádiz hubiera manifestado en caso de ser concejal de la oposición y otro prócer hubiera propuesto la concesión de la medalla de oro a la Virgen del Rosario. ¡Claro que tiene mérito la virgen al llegar virgen a nuestros días! pero no creo que su reconocimiento más adecuado sea la medalla de ninguna ciudad. Menos dudas tengo sobre lo que escribiría, en la sección correspondiente, de quien teniendo como blasón la exigencia de coherencia ha ofrecido explicaciones aliñadas con lecciones inéditas, e irrepetibles supongo, de laicidad churrigueresca.
         Podría decirse que son cosas que no ocurren entre nosotros, o que ocurren por ahí abajo, si no fuera que nuestra ciudad tiene concedida su medalla de oro, que el reglamento dice que hay que devolver una vez fallecida la persona designada, a la Virgen del Pilar y a la del Coro. Se puede explicar el asunto con el argumento de la dictadura o el discurso pabliano, a elegir: qué a quién.



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