viernes, 27 de octubre de 2017

ACALLADOS

EL DIARIO VASCO 27-10-2017


         Decía el colega Gorrotxategi en su columna en euskera del miércoles, que la materialización de ideas y proyectos es más viable en grupo que en solitario, aunque ello coarta la libertad individual y la capacidad crítica. Que el grupo nos acaba acallando. Esto me trajo a la memoria la historia del soldado herido que perdió su memoria, lengua e identidad. En su rehabilitación acudía a bares donde otros soldados borrachos cantaban. Él hacía durar lo más que podía su vaso de cerveza para cantar con aquellos desconocidos compañeros de borrachera canciones que no comprendía. Le resultaba tranquilizador fundir su voz con la de los demás, sentir que las palabras que salían de su boca eran verdaderamente suyas, como si estas, aprendidas a imitar, indicaran la conciencia de un significado que él desconocía.
         Entre nosotros es frecuente encontrarte con gente que, desconociendo el idioma, se siente plena e inserta en la primera fila de su comunidad cantando en euskera y en grupo. No es cuestión señalar a ningún grupo. Pero, convendrán conmigo que hay quien canta esa incoherencia fúnebre del Agur Jesusen Ama con el mismo ardor que el Eusko Gudariak o el fervor del Gernikako Arbola, o a quien se le acelera la circulación con el Txoria txori, Urepeleko artzaia o el Baga biga. Inolvidable la marcha de San Ignacio de Esperanza Aguirrre.
         A fuerza de frecuentar la situación siento que me resulta entendible. No voy a ser yo el único raro. Es parecido a cuando publico mi columna en euskera y me encuentro con lectores que lo desconocen, pero lo sienten. Así me lo dan a entender cuando les digo que es que está escrito en su idioma, en el de ellos. Tan infelices, se lo creen y siguen cantando.

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