sábado, 9 de junio de 2018

GUERRA

EL DIARIO VASCO 8-6-2018

Aquel que queriendo ser escritor lo hizo en dirección contraria, es decir que para ponerse a la cola en lugar de ir a Madrid se vino a San Sebastián, ha publicado un texto titulado Un Morroi Chino Con Un Higo En la Coleta Es un texto más de esos veinticinco que bajo el cartel Baroja (&yo) viene poniendo en el mercado el sello navarro Ipso ediciones, en demostración de que tenemos más Barojas que autores puedan escribir sobre él.
Yo pico siempre porque siempre encuentro, o me descubren, un Baroja exclusivamente mío, un Baroja que adoré, un Baroja que, cuando su sombra empezó a desaparecer en Euskadi, me avergonzó que me gustara y al que me querían obligar a renunciar. Afortunadamente pude acumular el valor suficiente para quererlo y conservarlo.
No me ocurrió lo mismo con el autor del texto en cuestión, Raúl Guerra Garrido. De disfrutar de sus primeras obras pasé a una indiferencia por razones ideológicas u orgánicas, aunque no dejé de leerle con el rabillo del ojo. Abandonada, de largo, la idea de la guerra entre lenguas, la vida fue implacable con nosotros, más con unos que con otros, y tuvo que aguantar violencias y censuras ante las que no se arredró. Quemaron la farmacia de su familia, lo persiguieron de forma infatigable los fabricantes del miedo y lo protegieron, ¡carajo!, aquellos que hacían desaparecer sus textos sin ninguna censura.
Hoy miro atrás y me ataca la vergüenza, los que no miran imponen. Miro atrás y veo una imperdonable falta de consideración ciudadana, de negación de derechos y de reconocimiento cívico y literario a quien ha sabido ser un vasco valiente y decidido y corre el riesgo de ser proscrito a la sombra de un folletín devenido best seller. Urge.

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